martes, 24 de enero de 2012

Amor



Era una fría noche de invierno. El aire entonaba a través de las ramas de los árboles una hermosa, pero fría canción. Noche lloraba y empapaba con sus lágrimas a Tierra. Un búho asomo un poco la cabeza desde su escondite - un pequeño trozo de árbol hueco -  pero aquel día Noche quería llorar. Noche estaba triste. Estaba triste por una joven dama.


A través del bosque se erigía una pequeña casita de madera. Y allí estaba la casa, sola, en medio del bosque como salida de un cuento infantil. Se decía que detrás de ella, era por donde salia Sol y por donde él se encontraba con su amante Noche, que durante un pequeño tiempo, solo al atardecer y al amanecer, era cuando se unían en uno solo y por eso contaba la leyenda que durante aquellos instantes, era cuando ellos protegían a los enamorados, que se escapaban al anochecer y volvían al amanecer.
El humo de la chimenea impregnaba su olor alrededor de la casa. Pero no todo era tan idílico, dentro el fuego se quemaba ávidamente, al igual que Muerte hacia con la vida de aquella joven dama, por la que Noche lloraba.


La muchacha tumbada en la cama con un paño de agua en la cabeza, con cada suspiro, cada dolor, se encontraba mas cerca de Muerte.



Arrodillado al lado de la cama y con las manos en las de la joven, lloraba un apuesto caballero. La joven giró la cabeza y le sonrió a su ``Romeo´´.
- Vive - le dijo con sus ultimas fuerzas.
- ¿Como esperas que lo haga, si todo..., si yo te pertenezco? Dime como..., señora mía. - dijo entre sollozos.
- Mi fiel caballero, yo te convierto en liberto, te hago libre, ya no me perteneces, pero me voy con la esperanza de que alguna día sea otra tu ama.
- ¿Como podría hacer eso, si nunca dejare de pensar en vos?
- Me enorgullece saber que no me olvidaras, pero si no encuentras a otra, deshonraras a la que en vida fue tu señora. Solo te pido, amor mio, que vivas y seas feliz.



Y lo miro con tanta ternura, que él solo la pudo besar. Puso en el todo su amor, porque sabia que iba a ser el último. Muerte, apiadada de los amantes, quiso que aquel beso fuera su despedida y no aquella amarga conversación.
(ARISIA)

viernes, 13 de enero de 2012

Melancolía


Una rosa solitaria en un jardín marchitada por la escarcha, un corazón roto, partido por el dolor.

Una frase de amor como epitafio a sus sentimientos por el. Un vaso medio vació de ron en las manos de un joven muchacho, roto por un amor imposible en una sucia taberna, una fría noche de invierno.

Quizás todo lo veamos desde el idealismo como alguien dijo alguna vez, pero fría y despiadada llega a continuación la señora ``realidad´´, que te obliga a bajar de aquella nube que te dejaba vivir como tu querías.
(ARISIA)