martes, 4 de septiembre de 2012

Ego in perpetuum te amabo, parte III

Una joven de una piel tan blanca como la nieve se acercó hacia ella. Cuando le tendió la mano la joven se dio cuenta de que la cegadora luz eran dos hermosas alas blancas. ``Él te esta esperando´´, le dijo y ella se agarró fuerte a su mano.

 
Los ladridos de un perro rompieron el silencio de la noche. ``Seguidme´´, gritó un hombre. `` Parece que el perro ha encontrado algo´´.
`` La hemos encontrado´´ dijo otro hombre de mediana edad. `` Yo la sacare antes de que el cuerpo se acabe de sumergir´´.

El hombre se adentró en el lago y con gran esfuerzo cogió a la joven entre sus brazos. Ella esbozaba un gran sonrisa y su rostro transmitía serenidad.
(ARISIA)

Ego in perpetuum te amabo, parte II


Andó durante horas por caminos encharcados, lloró a causa de un amor roto por la perdida hasta que sus lágrimas se secaron.

 
De repente de entre la oscuridad del bosque, cuyos frondosos arboles con largas ramas, que se caían pesadas por el agua y que cubrían a la joven, emergió una luz. Cuando sus ojos empezaron a aconstumbrarse a la claridad, caminó hacia el lugar de origen de la luz. Entonces la oscuridad dejo paso a alegres colores. ``Quizás sea de día ya.´´, pensó la joven. Cuando contempló el lugar se dio cuenta de que era el mismo lago del que horas antes había salido. Involuntariamente su cuerpo empezó a moverse hacia el el agua y cuando esta la cubrió por completo la joven se percató de que volvía a llevar puesto el pomposo vestido.`` ¿Como puede ser esto?´´ se preguntó. ``Quizás nunca he salido del lago y todo haya sido un un sueño.´´

Justo cuando empezaba a hundirse le pareció ver a una persona.
(ARISIA)