¡Cuántas veces te llame en aquella oscura noche! ¡Cuántas veces te quise sentir a mi lado, tocar tu pálida piel como la nieve, cuántas veces te deseé en aquella helada noche!
Cada día me siento en nuestro banco y rememoro con emoción nuestros recuerdos, con la misma emoción que una niña pequeña al abrir un regalo. No se donde estarás, ni si piensas en mi, pero ya todo da igual. Solo hay silencio. Se que nunca vas a volver, pero siempre quedara una chispa en mi corazón, una ilusión de volverte a ver. Mientras la otra parte de mi corazón, mi parte mas racional, me empuja a seguir adelante sin mirar atrás.
Y así, poco a poco, tarde a tarde, sentada en este banco, empiezo a creer que después de todo, algún día seré capaz de pensar en ti sin dolor o congoja, simplemente pensare en ti con alegría.
ARISIA
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