Sol se apagaba y empezaba a descender, esperando el corto tiempo que pasaría con su amante Noche, dejando paso al crepúsculo, que embellecía con su juego de colores el bosque. Los colores vivos dejaban paso a los tonos naranjas y amarillos. Los súbditos de Sol daban por finalizado el día, mientras que los de Noche lo empezaban.
Las ramas de los arboles se mecían suavemente con el aire del invierno, el cual entonaba una triste canción, que envolvía a a aquella mujer que caminaba por el oscuro bosque. Sus lágrimas se convirtieron en arena, su palabras vacias y sus plegrarias vagando en tierra de nadie. Su cabello que había resplandecido como el sol se había apagado al igual que había hecho el brillo de sus ojos. Su mirada en el vacio, su dolor contenido, el agua cubriendo su cuerpo. Luna lloraba por ella. Tierra se empapó de sus lágrimas y se apiadó del alma de la muchacha.
Un amor roto por la perdida y el dolor. Comenzó a llover mas fuerte. En el ultimo momento la joven dudó y con gran esfuerzo salió del agua. El pomposo vestido era cada vez mas angustioso, pues después de mojado triplicaba su peso inicial. Se deshizo del pesado y maltrecho vestido y se quedó en enaguas,a pesar del frío de la noche, pero ya nada le importaba. Luna no dejo de llorar, aunque la muchacha no se había ahogado en el lago ella ya conocía su trágico final.
(ARISIA)
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