Aquellos caminos por los que tantas veces había paseado y tantas buenas cosas había compartido, se habían vuelto fríos y oscuros. Los árboles no tenían hojas y las rosas se habían marchitado. Noche reinaba en el lugar y la lluvia imperaba por aquella alma en pena, condenada a caminar eternamente por la traición.
(ARISIA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario