domingo, 29 de mayo de 2011

Te amaré hasta la muerte. Parte II


Cuando despertó todo estaba oscuro. El silencio solo era roto por un búho que miraba a la hermosa luna llena. Su corazón estaba roto.Se había hecho pedacitos imposibles de volver a unir y de todas maneras, ¿de que iba servir?. Su vida había pasado de un abrir y cerrar de ojos de tenerlo todo a nada. Apoyó la cabeza contra el tronco del árbol. Estaba cansado y quería dejar la mente en blanco, pero los recuerdos de Mary-Anne no dejaban de acudir a su mente. Se secó una lágrima que rodó por una de las comisuras de sus ojos. Parpadeó varias veces para no seguir llorando.

De repente se dio cuenta de que el búho ya no estaba y ahora el bosque estaba totalmente en silencio y hubiera estado oscuro, si no fuera por la luna llena que lo iluminaba, dándole un toque hermoso a aquel bosque tenebroso. Una presencia lo alerto y se puso en pie. Una joven hermosa apareció ante el. Tenia el pelo largo y negro; recogido en una media coleta que favorecía a su fino rostro. Un largo vestido blanco de tirantes, que tapaba los pies de la muchacha, embellecía su figura. Llevaba un cordón dorado a modo de cinturón. Sus ojos azul mar se clavaron en el muchacho. Este echo mano a su espada, pero no estaba, se la había dejado en la casa junto a su armadura, estaba totalmente desarmado.

- Te pareces a Mary-Anne- dijo cuando se se fijo en ella.
-¿Mary-Anne? debe ser la nueva chica que llego hace poco.
- No puede ser- dijo el chico- Mary-Anne se suicidó hace dos meses.
- Sabes tan poco hermoso caballero- le dijo la muchacha.
- Si es alguna clase de broma, no tiene gracia-dijo.
- Mary-Anne te espera.
- Te he dicho que no tiene gracia.

La muchacha le indico con la mano que mirara a su lado. Cuando giro la cabeza, vio una fuerte y brillante luz tan cegadora que le impedía ver que había detrás de ella, pero sin embargo transmitía tal calidez que no daba miedo. Se escuchaban voces lejanas de gente hablando y riendo.

- ¿Esta Mary-Anne ahi?- preguntó el muchacho sorprendido.
- Si - le contestó la chica- como te he dicho antes, ella te espera.¿vienes?- le preguntó tendiéndole la mano.
- Ya nada me ata a este lugar- le contestó él dándole la mano.

El muchacho miro con una sonrisa al hermoso bosque y a un punto brillante que se encontraba a lo lejos, el lugar que antes había sido su casa. Miro a la muchacha y juntos, agarrados de la mano, se adentraron en la cegadora luz, de donde provenían las risas y voces acogedoras.

ARISIA



No hay comentarios: